Esteros del Iberá:
Los esteros del Iberá (del guaraní: ý - berá, "agua - brillante") son una amplia red de arroyos, riachos, pantanos, lagunas y bañadosque abarca entre 15 000 y 25 000 km² en la provincia de Corrientes, en el noreste de la República Argentina. Solo es superado en extensión por el Pantanal brasileño, con el cual forman el segundo humedal más grande del mundo, parte de un sistema hidrográfico mucho más extenso —el macrosistema del Iberá, de cerca de 1 300 000 ha— en el que se desarrolla un ecosistema subtropical de grandísima diversidad.
El 15 de abril de 1983, por ley 3771, un área de unos 12 000 km² —dividida entre los departamentos San Miguel, Concepción, Santo Tomé, San Martín y Mercedes— fue instituida comoReserva Natural Provincial por el Gobierno de la Provincia de Corrientes, del que depende actualmente, tal reserva es el área protegida más extensa con la que actualmente (septiembre 2007) cuenta la República Argentina. Se lo considera un humedal de importancia internacional en los términos de la Convención de Ramsar.
Gracias a su peculiar geografía y al difícil acceso, la zona cuenta con una rica y variada población animal. La fauna autóctona incluyen numerosas especies amenazadas para las cuales éste es uno de los últimos hábitats remanentes, entre las que se cuentan el ciervo de los pantanos (Blastoceros dichotomous), el venado de las Pampas (Ozotocerus bezoarticus), el carpincho (Hydrochoerus hydrochaeris), el lobo de crin o aguará guazú (Chrysocyon brachiurus), el yacaré overo (Caiman latirostris) y negro (Caiman yacare), la boa curiyú (Eunectes notaeus) y el lobito de río (Lontra longicaudis), los monos aulladores (o carayás), así como una enorme variedad de aves.
Historia:
A partir del Siglo IX, y hasta el Siglo XVI, los guaraníes avanzaron sobre la región absorbiendo toda cultura que intentara establecerse. No obstante, la llegada del Siglo XVII trajo con ella el sistema socio-religioso Jesuita que incorporaría al guaraní a las tareas en las estancias ganaderas.
Estas Estancias Jesuíticas se encontraban situadas en tierras del norte ribereño ocupándolas eficazmente mediante un sistema de desecación de terrenos inundables que permitía obtener un alto índice de productividad en la zona de los Esteros del Iberá.
No obstante, en 1768, la experiencia jesuítica en este sector correntino llegaría a su fin, dejando abierto el camino a la expansión de los guaraníes, lo que a su vez profundizaría el proceso de mestizaje.
Estas Estancias Jesuíticas se encontraban situadas en tierras del norte ribereño ocupándolas eficazmente mediante un sistema de desecación de terrenos inundables que permitía obtener un alto índice de productividad en la zona de los Esteros del Iberá.
No obstante, en 1768, la experiencia jesuítica en este sector correntino llegaría a su fin, dejando abierto el camino a la expansión de los guaraníes, lo que a su vez profundizaría el proceso de mestizaje.
A principios del Siglo XIX, la estructura social impedía al mestizo el acceso a las tierras ganaderas del Iberá, el cual sólo lograba insertarse como peón de estancia. Pero este sistema productivo no requería de un número considerable de mano de obra, volcando a infinidad de personas hacia antiguos modos de supervivencia basados en la caza y la pesca, hasta que en 1983 comienzan a surgir las primeras políticas de preservación de los recursos naturales.
Los Esteros del Iberá, al igual que el Delta del Paraná, era considerado un sitio inaccesible, inhóspito; y sería el naturalista francés Alcides D’Orbigny el precursor de las exploraciones y estudios de su fauna y flora por encargo del Museo de Historia Natural de París. Desde entonces, despierto el interés por sus valores escénicos y biológicos, se intentaría fallidamente amparar tal ámbito natural.
Recién en abril de 1983, se crearía la Reserva Natural Iberá a través de la Ley Nº 3.771, mientras que otro conjunto de leyes la secundarían complementando sus funciones.
Los Esteros del Iberá, al igual que el Delta del Paraná, era considerado un sitio inaccesible, inhóspito; y sería el naturalista francés Alcides D’Orbigny el precursor de las exploraciones y estudios de su fauna y flora por encargo del Museo de Historia Natural de París. Desde entonces, despierto el interés por sus valores escénicos y biológicos, se intentaría fallidamente amparar tal ámbito natural.
Recién en abril de 1983, se crearía la Reserva Natural Iberá a través de la Ley Nº 3.771, mientras que otro conjunto de leyes la secundarían complementando sus funciones.
Estructura hidrográfica:
A lo largo del arco de la zona pueden distinguirse varias lagunas o esteros permanentes de diversas extensión, de las cuales las más amplias son la epónima Iberá, y la laguna Luna, a cuyas orillas se ubica el pueblo de Colonia Carlos Pellegrini, la base más recomendable para visitar la región. Las lagunas Fernández, Galarza, Medina, Paraná y Trin superan también los 15 km²;. El sistema de lagunas es de muy escasa profundidad, por lo general, aunque en épocas de creciente pueden alcanzar los tres metros. Con ellas se alternan escasas áreas de tierra seca, mayormente lomadas bajas y arenosas, y una gran extensión de bañados, es decir, terreno anegable o anegado.
Clima
El clima es netamente subtropical. El invierno es relativamente seco, con temperaturas mínimas que llegan a -5 °C, y fuertes precipitaciontes durante el otoño y la primavera. El verano es también húmedo y muy caluroso, con máximas que pueden superar los 45 °C. Las precipitaciones anuales rondan los 1.700 mm.
Biología:
La región de los esteros constituye, según los estudios de la Administración de Parques Nacionales, una eco-región diferenciada en el seno del bioma del Chaco húmedo, contactando en el norte y oeste con el bioma del espinal.
Fauna:
En los esteros conviven dos clases de Yacaré , el negro de hocico angosto y el ñato u overo de hocico ancho, este último sufrió una mayor depredación por parte del hombre ya que su piel es muy valiosa.
Entre otras especies, abundan el Lobito de río (monumento natural provincial), el carpincho (el roedor de mayor tamaño), el Ciervo de los pantanos , el lobo de crin o aguará guazú; las corzuelas roja y parda; mono carayá o aullador. También especies de menor tamaño como zorros grises chicos; gato de los pajonales y monteses; zorrinos; armadillo negro o tatú, peludos, mulitas, hurones, comadrejas, liebres, vizcachas; cuis, ratones de campo, tucu-tucu y lagarto overo; lagartijas, tortugas.
De las especies de reptiles econtramos: la boa del agua o curiyú, la boa de las vizcacheras, ñacaniñá, boa constrictora. Y las venenosas víboras de coral, cascabel, yarará. También animales anfibios, entre ellos, los hilidos y el gran sapo buey o cururú.
Se cuentan mas de 300 variedades las aves: como capuchinos, garzas de todo tipo, pechito amarillo y colorado, jilgueros, cardenales y otras coloridas especies de pájaros.
También se hallan peces como tarariras, anguilas, palometas o pirañas, bogas, sábalos, bagres, dientudos, etc.
Flora:
Sobre los embalsados se distinguen pajonales, achiras, yuyales y pequeños árboles de suelos húmedos como los sarandíes, laureles, y el pehuajó o totora grande; palmares de yatay o palma colorada, selvas en galerías e isletas de bosques hidrófilo (que tiene la posibilidad de absorber y liberar humedad). En cuanto a las distintas especies de árboles se encuentran el lapacho negro, higuerón, urunday, viraró, laurel negro, ceibos, sauces, curupíes, timbó, quebracho blanco, guabiyú, ombúes, jacarandas y espinillos. Entre las palmeras son comunes las yatay, lindó y caranday.
Parque Nacional El palmar de Colón:
El Palmar: esta situado entre la Ruta Nacional Nº 14 y el Río Uruguay a 45 Km de la Ciudad de Colón y a 365 Km de Capital Federal (siendo el Parque Nacional más cercano a esta). Fue creado con el objetivo de resguardar un sector representativo de los dilatados palmares de Yatay que a fines del siglo pasado, prosperaban sobre el oriente de Entre Ríos. Su amparo se extiende, además, a otros ambientes de significativo patrimonio natural, como la selva en galería y el monte xerófilo, su fecha de creación es el 28 de enero de 1966 por ley 16.802.Cuenta con una extensión de 8.500 hectáreas, donde predomina una asociación de palmeras Yatay y pastisales. Además de esta, se pueden encontrar especies como el espinillo, tala, ñandubay, molle, algarrobo y quebracho blanco (especies típicas del monte xerófilo); y especies de selva en galería como arrayan del norte, laurel, mataojo, lianas y múltiples enredaderas. El Yatay: Esbelta palmera, de crecimiento muy lento, cuyos ejemplares adultos llegan a medir 18 metros de altura, es por demás longeva, llegando algunos ejemplares a vivir alrededor de 700 años. El promedio de edad de las que se encuentran en el Parque Nacional El Palmar es de 300 a 400 años. Su tronco es recto y su madera no tiene ninguna utilidad comercial. En sentido contrario -por más paradójico que parezca- los estudios efectuados en el parque, demostraron que el fuego, lejos de afectar la especie, la favorece, permitiéndole a sus renovales, crecer sin competencia con la vegetación herbácea.
En cuanto a la fauna, podemos mencionar que el parque se halla integrado por entre 20 y 30 especies de mamíferos, entre 120 y140 aves, 30 reptiles y unos 20 anfivios. Tras casi un siglo de acción depredadora del ganado - que destruye los brotes de palmera -, pocos sitios de nuestra Mesopotamia pueden ya devolvernos aquel paisaje de esbeltos fustes coronados por las copas de tamaños diversos. Cabalmente, quizá solo uno: el paraje amparado por el Parque Nacional El Palmar, donde los Syagrus Yatay poseen su conjunto más representativo dentro del país. Al abrigo del Parque, los bosques de la especie han experimentado una recuperación notable, restaurando el aspecto primitivo de la región. La zona de camping posee un atractivo particular. Es que las vizcachas, probablemente por la misma presencia humana que aleja del lugar algunos predadores se han reproducido y vuelto confiadas hasta el punto de convivir con los visitantes y divertir a los más chicos, que se extasían al darle de comer con la mano. Historia: El Palmar guarda también raíces históricas. En él encontraron refugio las aguerridas montoneras entrerrianas en los días heroicos de Francisco Ramírez hasta la unión nacional. Si nos remontamos a siglos precolombinos es importante señalar la profusión de puntas de flechas, piedras de boleadoras y otros elementos que determinan claros indicios del asentamientos de tribus pobladoras de esta región. Con los conquistadores, llegó hasta El Palmar el famoso escritor Lugones quien denominó a este solar "Imperio Jesuítico". Otro sitio histórico, son las Caleras de Barquin, la cual le mostrará construcciones que datan de 1780, y que fueron realizadas por el comisionado del Virrey Cevallos, Don Manuel Barquin, para la obtención de cal. El sitio cuenta con cartelería explicativa que le revelará como vivían y trabajaban las personas que habitaron esas construcciones.
En cuanto a la fauna, podemos mencionar que el parque se halla integrado por entre 20 y 30 especies de mamíferos, entre 120 y140 aves, 30 reptiles y unos 20 anfivios. Tras casi un siglo de acción depredadora del ganado - que destruye los brotes de palmera -, pocos sitios de nuestra Mesopotamia pueden ya devolvernos aquel paisaje de esbeltos fustes coronados por las copas de tamaños diversos. Cabalmente, quizá solo uno: el paraje amparado por el Parque Nacional El Palmar, donde los Syagrus Yatay poseen su conjunto más representativo dentro del país. Al abrigo del Parque, los bosques de la especie han experimentado una recuperación notable, restaurando el aspecto primitivo de la región. La zona de camping posee un atractivo particular. Es que las vizcachas, probablemente por la misma presencia humana que aleja del lugar algunos predadores se han reproducido y vuelto confiadas hasta el punto de convivir con los visitantes y divertir a los más chicos, que se extasían al darle de comer con la mano. Historia: El Palmar guarda también raíces históricas. En él encontraron refugio las aguerridas montoneras entrerrianas en los días heroicos de Francisco Ramírez hasta la unión nacional. Si nos remontamos a siglos precolombinos es importante señalar la profusión de puntas de flechas, piedras de boleadoras y otros elementos que determinan claros indicios del asentamientos de tribus pobladoras de esta región. Con los conquistadores, llegó hasta El Palmar el famoso escritor Lugones quien denominó a este solar "Imperio Jesuítico". Otro sitio histórico, son las Caleras de Barquin, la cual le mostrará construcciones que datan de 1780, y que fueron realizadas por el comisionado del Virrey Cevallos, Don Manuel Barquin, para la obtención de cal. El sitio cuenta con cartelería explicativa que le revelará como vivían y trabajaban las personas que habitaron esas construcciones.
Un Teroso Entrarriano:
Refugio de flora y fauna desplegado por un territorio de 8500 hectáreas en el centro este del territorio entrerriano, el Parque Nacional El Palmarpreserva como formación emblemática el palmar de yatay, una especie autóctona que llega a vivir entre 200 y 400 años, que suele engalanar los cielos con sus flores amarillas, y que ofrece un delicioso fruto dulce, utilizado especialmente para la elaboración de licores.
Junto a la palmera yatay crecen arbustos como la chilca y hierbas de floración notable como margaritas y verbenas. La fauna es variada, prevaleciendo las especies aladas: pájaros carpinteros, ñandúes y perdices son su muestra más clara; en tanto el zorro de monte representa al grupo mamífero.
Este parque fue creado en 1966 con el objetivo básico de resguardar uno de los últimos palmares de Yatay -representativo de los que hasta fines del siglo pasado prosperaban sobre todo en el oriente de Entre Ríos-, aunque también extiende su amparo sobre otros ambientes de significativo patrimonio natural, como la selva en galería y el monte xerófilo.
Lo llamativo de su paisaje poblado de palmeras, los bosques en galería que pueblan las márgenes de los ríos, la belleza del río Uruguay y la abundancia de la fauna silvestre, constituyen sus principales atractivos. Se destaca además por ofrecer comodidades y servicios al visitante, entre ellos: buenos caminos, camping, proveeduría, centro de informes, miradores dispuestos para el perfectoavistaje de las aves que habitan el territorio, y hasta una playa ideal para el verano.
Pero el parque también tiene sus problemas y uno de los más significativos viene siendo la proliferación de especies exóticas, como es el caso del jabalí europeo, que causa graves daños a la serena convivencia entre los animales y ara los pastizales naturales con sus hocicadas; y en cuanto a los vegetales, delárbol de paraíso, originario de Asia, que ha ganando espacio entre los ejemplares autóctonos, amenazando con cambiar el paisaje característico.
Este parque fue creado en 1966 con el objetivo básico de resguardar uno de los últimos palmares de Yatay -representativo de los que hasta fines del siglo pasado prosperaban sobre todo en el oriente de Entre Ríos-, aunque también extiende su amparo sobre otros ambientes de significativo patrimonio natural, como la selva en galería y el monte xerófilo.
Lo llamativo de su paisaje poblado de palmeras, los bosques en galería que pueblan las márgenes de los ríos, la belleza del río Uruguay y la abundancia de la fauna silvestre, constituyen sus principales atractivos. Se destaca además por ofrecer comodidades y servicios al visitante, entre ellos: buenos caminos, camping, proveeduría, centro de informes, miradores dispuestos para el perfectoavistaje de las aves que habitan el territorio, y hasta una playa ideal para el verano.
Pero el parque también tiene sus problemas y uno de los más significativos viene siendo la proliferación de especies exóticas, como es el caso del jabalí europeo, que causa graves daños a la serena convivencia entre los animales y ara los pastizales naturales con sus hocicadas; y en cuanto a los vegetales, delárbol de paraíso, originario de Asia, que ha ganando espacio entre los ejemplares autóctonos, amenazando con cambiar el paisaje característico.
Islas:
A lo largo de todo el río Uruguay, podemos encontrar extensos bancos de arena blanca
que gracias a empresas de turismo aventura, o simplemente alquilando algún tipo de embarcación, usted podrá disfrutar, y en el momento del desembarco se sentirá como el primer colono que pisó estas tierras, ya que se encuentran en un estado totalmente virgen.
Estas islas y bancos albergan un gran variedad de fauna, tanto autóctona como carpinchos, lobitos de río, tortugas, como así también exótica como el jabalí europeo.
Flora y Fauna:
Más allá del palmar de yatay, la selva en galería y el monte xerófilo, este Parque Nacional protege también distintos ambientes característicos del espinal, como el pastizal, íntimamente ligado con los palmares en conformación de un ecosistema único (palmar-pastizal), que brinda alimento y refugio a innumerables especies de animales: extraordinaria cantidad de insectos, reptiles como la yarará, varias especies de culebras, pequeños roedores y aves típicas de estos ambientes como el carpintero blanco y el real. Es posible encontrar además algún escurridizo gato montés al acecho de su presa.
Siguiendo las ondulaciones del terreno, los bosques de yatay se van raleando hacia las zonas bajas para dejar paso a dilatadas sabanas, salpicadas porespinillos, talas y ñandubayes de tortuosa figura, por donde transitan ñandúes,hurones, zorrinos. Los pastizales que ocupan las suaves pendientes se confunden con los pajonales de los terrenos más bajos e inundables, formando ambientes acuáticos de increíble riqueza faunística, donde habitan batracios y bellas aves como el chiflón, el pecho amarillo y el ipacaá. Observando con detenimiento, suelen encontrarse tortugas pintadas tomando sol sobre troncos en medio de una laguna.
En cercanías del camping se extiende el área del monte xerófilo, una formación densa y baja en la que crecen molles, espinillos y ñandubayes, junto a numerosos arbustos adornados por enredaderas como la pasionaria omburucuyá, y donde es común descubrir a los zorros de monte. Esta área es hábitat del cacholote castaño y las cotorras. Durante el día, en las épocas de más calor, pueden observarte lagartos overos que salen de sus cuevas para asolearse en los mismos sitios que por la noche tienen como protagonistas principales a las vizcachas.
Las costas bajas del río Uruguay están tapizadas por una profusa vegetación, aunque en algunos sectores existen pronunciadas barrancas de hasta 15 metros de altura. A esta formación húmeda, que es una prolongación empobrecida de la selva misionera, se la denomina selva en galería y permite admirar una gran diversidad de especies vegetales. Abundan las enredaderas, lianas y epífitas (clavel del aire y barba de viejo), las cuales se encuentran asociadas a distintas especies arbóreas como el arrayán del norte y el laurel. El arañero de cara negra y el pitiayumí son las aves más características que encuentran refugio en esta formación boscosa.
Un ambiente similar bordea los distintos arroyos que surcan el parque, siendo los más importantes El Palmar y Los Loros. Estos cursos de agua son los ambientes predilectos del roedor más grande del mundo: el carpincho, y de otros mamíferos como el lobito de río, el coipo (mal llamado Nutria), y de aves acuáticas, entre ellas el biguá y los martín pescadores.
Un ambiente similar bordea los distintos arroyos que surcan el parque, siendo los más importantes El Palmar y Los Loros. Estos cursos de agua son los ambientes predilectos del roedor más grande del mundo: el carpincho, y de otros mamíferos como el lobito de río, el coipo (mal llamado Nutria), y de aves acuáticas, entre ellas el biguá y los martín pescadores.
Muy buen trabajo
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